Llegó la primavera, y con ella los insectos, las plantas… nuestras mascotas pasan más tiempo en el exterior y por ese motivo entran en contacto con diferentes agentes que les causan reacciones alérgicas o incluso intoxicaciones agudas.
En las últimas semanas están llegando a nuestro hospital muchos animales con reacciones anafilácticas con diferente sintomatología.
Lo más común es que vengan con inflamación localizada alrededor de la cara, que incluya belfos y los tejidos periorbitales…normalmente estos signos responden muy bien a tratamiento endovenoso siempre que se instaure con rapidez y la inflamación no avance hacia las vías respiratorias ocluyéndonos la glotis. Los culpables: mosquitos, avispas, abejas (muchas veces son ingeridos), sapos, ciertas plantas….
Otra habitual de la primavera que causa bastantes estragos en los animales de compañía es la procesionaria. Dicen que la curiosidad mató al gato, en este caso no mata pero si necrosa cualquier tejido por el que pasa. No es raro que nuestro perro pegue un lametón a una de estas orugas resultando en necrosis de la lengua con perdida parcial o completa de esta. Así como necrosará la mucosa esofagica y gastrica si es ingerida.
Con el buen tiempo salimos al monte y en esta época también vemos alguna mordedura de víbora. Como a harry, que le causó una herida incisiva la cual estaba empezando a necrosasrse con inflamación de la zona afectada. Tras el tratamiento adecuado y 3 días de hospitalizacion Harry se recuperó muy bien de las lesiones, quedándole solo una pequeña cicatriz como recuerdo.
Ahora mismo tenemos hospitalizada a Shaila, una gata que llegó al hospital con convulsiones. Es una gata con acceso al exterior y que a podido estar en contacto con cualquier producto tóxico como herbicidas, venenos para caracoles, incluso de manera intencionada….
Al llegar lo primero que se hizo fue controlar las convulsiones para someterla a un lavado de estomago e inducirla una cura de sueño. Shaila después de 3 días ya no convulsiona y todas sus constantes son normales.
Pero el efecto neurotóxico del veneno ingerido le ha producido una ceguera que si el daño neurológico no es muy grande será transitoria.
Y peor suerte tuvo Lucas otro gato intoxicado que no solo le dio una reacción local en la cara sino que le produjo una hepatitis aguda y una importante anemia que no pudo superar.
Con todo esto queremos recordar que en esta época del año hay que intensificar la vigilancia, no dejar tóxicos al alcance de nuestras mascota. Por tóxicos no solo entendemos venenos sino productos de uso cotidiano como lejías, tuvimos una chow chow con una dermatitis enorme por contacto con el cloro de la piscina, ingestión de medicación de humana… y si aun así tenemos la mala suerte de que se intoxica el pronóstico siempre será mas favorable cuanto más rápido se actúe. Todo depende de varios factores: el tipo de tóxico, la cantidad ingerida y la rapidez en instaurar el tratamiento.
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