viernes, 31 de agosto de 2012

LA VALVULA MITRAL

En las personas son muy corrientes las enfermedades que afectan a nuestro corazón. Aunque se trata de un órgano estructuralmente muy simple se altera con más frecuencia de la que nos gustaría. Todos conocemos, y tenemos a nuestro alrededor, personas con alteraciones cardiacas. En los perros y gatos, por desgracia también es muy corriente La enfermedad cardiaca.

Por ello nos será muy útil si tenemos un gato o un perro con nosotros tener algunos conocimientos de estos problemas para evitarlos en la medida que podamos.




Lo primero que tenemos que explicar que al igual que nosotros, una correcta alimentación, el ejercicio diario sin estridencias y un ambiente sin contaminación nos va a proporcionar un bienestar que ayudará que nuestro corazón, y el de ellos, cumpla su función correctamente.

Pero tenemos que saber que 7 de cada 10 perros con enfermedad cardiovascular sufren una degeneración mixomatosa de la válvula mitral. Es la enfermedad mas frecuente. Como ocurre en la mayor parte de las enfermedades caninas hereditarias, el riesgo de sufrirla se ve incrementado en ciertas razas: Las Toy con un peso adulto de menos de 8 kilos.


A que llamamos Enfermedad Degenerativa Mitral. La que afecta de una manera crónica y progresiva a esta válvula cardiaca. Los síntomas van en aumento desde una simple regurgitación leve hasta un fallo cardiaco congestivo que puede acabar con la vida de nuestro compañero. También la edad es un importante factor de riesgo.

Por ello es fundamental como en casi todo, prevenirlo y si se produce darnos cuenta lo antes posible. Los controles cardiacos rutinarios que incluyen electrocardiogramas, radiografías cardiacas y ecocardiografías usando el Doppler color son las herramientas básicas para establecer un buen diagnostico. Y esto es primordial.

La prevención y los tratamientos tiene que ver con una alimentación adecuada para problemas cardiacos donde la sal brille por su anuncia y los ácidos grasos buenos, los omega-3 y omega-6, nos proporcione lo que necesita nuestro corazón. Además debemos de controlar la tensión, que podemos medir en perros y gatos, para tenerla en valores normales y fármacos que ayuden al transito normal y sin dificultad de la sangre por el corazón y demás vasos periferico.

jueves, 23 de agosto de 2012

Mi reptil no quiere comer

   Muchas de las consultas de los propietarios de reptiles se deben a que su tortuga, serpiente o iguana ha dejado de comer. En muchas ocasiones se debe a una simple estomatitis, pero algunas veces esta lesión esconde algo más grave…


   Nuestros reptiles pueden sufrir heridas en la boca producidas por mordeduras de presas, dientes caídos, o cualquier tipo de estrés ambiental como una humedad o temperatura inadecuadas. Estas heridas pueden ser infectadas por bacterias (principalmente Pseudomonas y Aeromonas). También la falta de vitamina C predispone a las infecciones de las mucosas orales. Aunque las causas mas frecuentes sean las anteriores, existe la posibilidad de que la estomatitis sea secundaria a enfermedades más graves como la enfermedad metabólica ósea.

- Desmineralización de la mandíbula que cierra mal y mantiene expuesta la mucosa oral.

- Lengua paralizada en camaleones por hipocalcemia que da parálisis y produce estomatitis.



La estomatitis puede presentar los siguientes síntomas:


 Sialorrea excesiva.

 Enrojecimiento de la mucosa oral y encías.

 Anorexia, disfagia o dificultad para tragar.

 Regurgitación.

 Petequias iniciales, que en el trascurso de la enfermedad evolucionan a hemorragias y úlceras son depósito de fibrina.

 Pérdida de dientes.

 Si la infección es avanzada puede llegar hasta tejido óseo hasta tornarse irreversible.

 Es frecuente que se produzca la extensión a otros órganos sobre todo al aparato respiratorio.






ALGUNOS EJEMPLOS



Hace unos 10 días se presentó en consulta un ejemplar de Pitón Regius que se había negado a comer la última presa que le ofrecieron, en un primer vistazo observamos las lesiones en la cavidad oral. Pero también realizamos una radiografía y nos encontramos con un comienzo de enfermedad respiratoria. Gracias a que su propietario nos la trajo muy a tiempo al segundo día de tratamiento esta serpiente estaba comiendo y en una semana de tratamiento antibiótico y curas con antisépticos estaba completamente recuperada.





“Listeja” es un galápago de florida que tiene mas de 20 años, sus propietarios solo le han dado de comer las típicas gambitas. A pesar de que en su larga existencia no ha tenido problemas médicos de ningún tipo, de repente ha dejado de comer y por tanto ha perdido mucho peso. Una malnutrición también puede conllevar a la formación de lesiones en la mucosa oral, que impiden que el animal ingiera el alimento y por tanto desemboque en una perdida de peso que puede ser fatal.

jueves, 9 de agosto de 2012

¡A MI CANARIO SE LE HA CLAVADO LA ANILLA!

   Una de las consultas más frecuentes en aves mantenidas como mascotas, es el daño que causan las anillas de identificación. Son diversas las lesiones que pueden causar, pero primero vamos a comentar porque se colocan estas anillas.


   En la mayoría de las especies las anillas se colocan a las 7 u 8 días de edad de los pollos, pero varía en función de lo buena que sea la madre alimentando a las crías, y del tipo de alimentación que se proporcione.

   El marcaje de los pájaros se hace con ayuda de anillas metálicas cerradas con un tamaño correspondiente a la talla de la pata del pájaro en edad adulta. Es imposible poner o retirar una anilla de calibre adaptado a la talla de un pájaro adulto ya que la articulación de la mano ya se ha osificado correctamente.

Cada anilla lleva un código que corresponde a:



- Las siglas de la organización central seguidas en algunos casos de un indicativo local o regional.

- La decena del año de nacimiento.

- El número de criador nacional.

- El número del pájaro.






   En algunos casos por accidente (como pueden ser golpes o picaje de las anillas) y en otros por desconocimiento de la persona que coloca la anilla, de la talla necesaria, producen lesiones en nuestras mascotas.

   Estas lesiones pueden ser desde pequeñas inflamaciones, hemorragias profusas y en algunos casos necrosis de los tejidos por falta de riego sanguíneo.

   En muchas ocasiones el propietario se pone nervioso e intenta quitar la anilla con “métodos caseros”, pero en la mayoría de las ocasiones es “peor el remedio que la enfermedad”. Ya que con la manipulación se pueden producir fracturas en la extremidad del animal e incluso muerte por estrés.

   Por eso siempre que ocurran problemas con la anilla que necesiten la eliminación de esta es necesario acudir al veterinario por las siguientes razones.

- Vamos a sedar al animal de modo que no va a sufrir dolor, ni va a poder moverse por lo que el riesgo de fractura es mínimo.

- Disponemos de material especial para la eliminación de las anillas.

- Vamos a instaurar un tratamiento adecuado tras la eliminación, con el objeto de prevenir la infección y recuperar los tejidos dañados.


Tomas Bustamante Perez













viernes, 3 de agosto de 2012

Ladrido excesivo o inapropiado

     En ocasiones el ladrido de nuestro amigo puede llegar a ser una fuente de contaminación acústica muy importante. En estos casos se trataría de un problema que puede causar un gran malestar en la familia, llegando a terminar con denuncias por parte de los vecinos, el abandono del animal o incluso la eutanasia.
 
 


     A continuación os presentamos un protocolo de actuación frente a esta situación en ocasiones tan incómoda:

1. Identificar el/los estímulo/s que desencadenan con frecuencia el ladrido como pueden ser sonidos, personas desconocidas, otros perros...o el/los contexto/s diversos en los que aparecería ese ladrido indeseado, los más frecuentes son: defensa del territorio, ansiedad, miedo e incluso, reclamo de atención. También es interesante identificar el estado emocional de nuestro amigo en ese momento, con el fin de tratar la motivación de la conducta problema.

2. Evitar esos estímulos o contextos en los que se desencadene el ladrido. En cada caso plantearemos la estrategia más adecuada. Por ejemplo:
  •  Evitar o disminuir la intensidad de los sonidos que desencadenan la conducta.
  •  Evitar la presencia cercana de otros perros, personas y ruidos intensos, sacándolo de paseo por lugares y a horas tranquilas.
    • Mantener al animal en la zona más tranquila de la casa.
    • ¡¡Importante!! nunca obligaremos a nuestro perro a acercarse a estímulos hacia los que manifieste miedo, esto sólo empeoraría la situación.

      3. Nunca reforzaremos las conductas inadecuadas intentando tranquilizar a nuestra mascota cuando esté ladrando, nervioso o ansioso, ya que a largo plazo sólo conseguiremos que esto se repita con más frecuencia. Por lo tanto, lo que se debe hacer es ignorarlo hasta que se calme, que será cuando le recompensemos con nuestra atención. Nuestro objetivo es hacerle entender que no conseguirá nada de nosotros mientras ladre.

      4. Debemos evitar cualquier tipo de castigo, no se debe pegar o gritar nunca a un perro. Con ello sólo conseguiremos empeorar la situación. El único “castigo” a utilizar será la ignorancia. No obstante debemos tener claro que ignorándolo sólo no vamos a solucionar el problema. En cuanto al viejo debate sobre collares anti ladridos debemos sopesar si la eficacia, la cual avalan tantos estudios, compensa frente al bienestar del animal, ya que también existen numerosos estudios que tratan sobre el estrés que produce esta técnica de adiestramiento. Lo más conveniente sería dejarlo siempre en la recámara, como última opción.

      5. Debemos reforzar las conductas adecuadas alternativas a la conducta que queremos hacer desaparecer. Para ello, volvemos a hacer hincapié sobre el hecho de hacer caso al perro siempre que esté tranquilo y relajado, para que aprenda que esa será la conducta a través de la cual recibirá atención de sus propietarios.

      6. Trabajaremos sobre los ejercicios de obediencia, que son una importante herramienta para mejorar el vínculo y la comunicación entre el propietario y su mascota, además de ayudar al perro a desarrollar un autocontrol, y otra ventaja muy interesante es que podremos apoyarnos en ellos como herramienta de contracondicionamiento, ya que permiten proporcionar al perro conductas alternativas incompatibles con las inadecuadas, por ejemplo: sentarse relajado es incompatible con correr detrás de otro perro ladrando.

      7. Mejoraremos el enriquecimiento ambiental, aportando elementos al entorno que estimulen al perro a realizar conductas adecuadas, siempre con una buena motivación. En este sentido, pruebas sencillas de trabajo olfativo podrían constituir una parte importante de este enriquecimiento.

      8. La desensibilización y contracondicionamiento, que ya hemos introducido en el punto 6, es una parte muy importante del tratamiento. Su aplicación consiste en desarrollar un gradiente de presentación del estímulo, empezando siempre por la intensidad más baja si se trata de un sonido, o la distancia más larga si se trata, por ejemplo: de personas o perros. Según esto, lo que haremos será presentar el estímulo de manera que el perro lo perciba levemente, sin alterarse. Para ello podemos recurrir al contracondicionamiento con ayuda de la obediencia que habremos practicado con anterioridad. Una vez superado ese primer “nivel”, iremos, de forma lenta y progresiva, incrementando la intensidad del estímulo o acortando la distancia al mismo.

      9. El empleo de psicofármacos, nutracéuticos y/o feromonas estará justificado en la necesidad de ayudar al perro a modificar su estado emocional para que sea capaz de relajarse y aprender. Sería en situaciones de miedo o ansiedad muy intensas o cronificadas, en las que los propietarios tienen problemas para aplicar los protocolos explicados.



      A todo lo ya comentado, añadir que cuantos más problemas coexistan y más crónica sea la situación, peor pronóstico tendremos. Por ello es importante empezar cuanto antes con las pautas comentadas, para prevenir que un simple ladrido puntual acabe convirtiéndose en un problema con un final muy poco feliz.

      Tomas Bustamante Perez